Otra vez me enfrento a dos versiones, pero esta vez de la Sylphide; la primera interpretada por el Royal Danish Ballet a partir de la coreografía de August Bournonville, y la segunda por el Ballet de l’Opéra National de Paris en una coreografía de Pierre Lacotte después de Filippo Taglioni. Siendo La Sylphide de Bournonville una adaptación de la Sylphide de Taglioni me cuesta acertar en qué momentos Bournonville toma prestado de Taglioni y en qué momentos Lacotte tomará prestado de Bournonville sin citarlo. En este caso la diferencia entre los dos ballets es menos clara, así que no voy a hacer un comentario tan distendido sobre cada uno de ellos, sino sobre las diferencias que les atañen y los porqués de estas diferencias.
La más crucial de las divergencias entre un ballet y otro es que en la propuesta de Bournonville La Sylphide y James no bailan en contacto físico en todo el ballet. Prácticamente el único momento en que se tocan es en el segundo acto después de bailar con todas las Sylphides en la pose final tal que así. [CAPTURE ME 4] . Incluso en el momento de la muerte la sílfide de Bournonville no caerá en brazos de James, sino en brazos de sus amigas [CAPTURE ME 14]. Mientras que en La Sylphide de Taglioni ambos personajes se pasan el ballet haciendo pas de deux y pas de troix.
A la práctica esto supone una diferencia abismal entre las dos sílfides: la primera es totalmente inalcanzable, a nuestros ojos se convierte en producto de la imaginación porque es intocable, inaprehensible. El hecho que durante todo el ballet James se limite a mirarla la convierte totalmente en una forma a contemplar, un fantasma que no tiene fisicalidad, sólo es una imagen.
La segunda es más mundana, juega con James, le abraza. En varios momentos de la coreografía notamos su peso encima de James: la primera vez que James y la Sylphide bailarán juntos ella le llama la atención poniendo su mano en su hombro [CAPTURE ME 5], de forma que entendemos que James no sólo nota su presencia de una forma visual o espiritual, sino que hay un reconocimiento físico. Otro momento maravilloso ejemplificatorio de este peso de la sílfide sobre James en la coreografía de Taglioni se encontrará precisamente en el pas de troix que realizan con Effie: los dos enamorados reales están abrazados en un tombé y James tiene la sílfide pesándole sobre su espalda y hundiendo su relación con Effie. [CAPTURE ME 9]
Aunque perdemos este sentimiento de forma afísica que nos proponía Bournonville, con esta imagen obtenemos un sentido mucho más claro de cual era la problemática real de James. La sylphide está pesando sobre su espalda en clara metáfora del miedo. La sílfide pierde su estatus de personaje real y la identificamos realmente como un producto de la imaginación de James (pues nadie la está viendo a parte de él) que le sucede a causa del miedo al compromiso con Effie.
Taglioni se encuentra entonces con un problema; si la sílfide no se hace escurridiza con la practicidad de ser intocable, la sílfide se nos debe hacer escurridiza a través de su coreografía. La solución a este entramado está perfectamente conseguida en su primer pas de deux. Los primeros movimientos de éste son una sílfide estática que empieza a andar ligeramente cuando James se dirige hacia ella con brazos abiertos. Las pausas de la coreografía en estos momentos, la suavidad y ligereza de los pasos de Aurélie Dupont hacen que, aunque esté clarísimo que James no ha ido exactamente donde ella se encontraba, nos parezca realmente que se le ha escapado de los brazos.
Esta diferencia que hemos constatado entre las dos coreografías no es en realidad una diferencia puramente psicológica de ambas protagonistas, sino que lo cierto es que en el ballet de Bournonville ningún personaje prácticamente toca al de al lado en ningún momento: no hay ni un solo porté en todo el espectáculo, ni siquiera en el pequeño pas de deux de Effie y James, una especie de Scottische en qué el único contacto entre los enamorados será a través de los brazos. [CAPTURE ME 1]
Destacamos así que, aunque Bournonville consigue crear con esta ausencia de pas de deux un sentimiento mucho más entendible de forma producida por la imaginación, puede que no se trate de un producto conseguido a propósito, sino de un estilo técnico mucho más terrenal, de pequeños saltos, battus y pasitos más en consonancia con los bailes populares que con las grandes tecnicidades en que se convertirá el ballet clásico cincuenta años más tarde.
De esta manera, así como conceptualmente me parece que Bournonville resuelve mejor la situación imaginaria de la Sylphide en un ambiente práctico, pienso que la versión de Taglioni es mucho más interesante coreográficamente hablando, pues debe resolver las dudas que plantea esta historia tan irrealmente mágica a través del baile y la calidad de movimiento de los personajes, cosa mucho más compleja pero a la vez mucho más profunda. Con esta consideración no quiero decir que Bournonville no tenga en cuenta las calidades de movimiento, solamente que utiliza un recurso mucho más sencillo para enfatizarlas quitándoles peso.
Típicamente encontraremos varios puntos de unión entre ambos ballets, sobre todo momentos pantomímicos o entradas y salidas de los personajes. Claramente la más impresionante es la primera salida por la chimenea, como una especie de Papá Noël maligno que no viene a traer regalos, sino a llevárselos (me parece destacable que en una de las versiones la primera imagen de la bruja también será al lado de la chimenea). En ambas Sylphides veremos un juego con el anillo de James, denotando que la problemática del desgraciado se encuentra en su matrimonio; las dos jugarán con la bufanda del joven; las dos le traen de forma estrambótica un nido justo antes de que las maten (puede tener relación con la volatilidad del personaje, aunque se queda en un elemento anecdótico y sin mucho sentido coreográfico); y finalmente hay una codificación muy clara en el momento de la muerte.
Comparando una imagen con la otra observamos que la posición es practicamente igual, aunque una está de rodillas y la otra de pie. [CAPTURE ME 3] [CAPTURE ME 13] No sé si se aprecia muy claramente en las fotos, pero ambos James ponen el foulard a sus sílfides dándoles un par o tres de vueltas en los brazos. Esta codificación me parece bastante importante a destacar para entender la relación entre James y la Sylphide, pues para poner un foulard no hace falta atarlo de esta forma que resulta incluso violenta, y en la versión de Taglioni notaremos cierto cinismo en la expresión del bailarín. Entendemos así que en realidad no importa mucho si el foulard es obra de la bruja o no; es James quien está matando a la Sylphide, quien en realidad no es más que un producto de su imaginación. Al querer convertir en algo físico, atable y manipulable la forma fantasmal, volátil y alada que era la sílfide James la mata. Codificadamente a ella le caerán las alas: muere la imaginación, James vuelve a la tierra, nadie le consuela, por su miedo a perdido a Effie y la imaginación no es para siempre, pero sólo nos damos cuenta en el momento de intentar hacerla tangible. De forma evidente, si la sílfide se convierte en una mujer real él dejará de amarla; si no la ama la sílfide deja de existir.
Puesto que como ya he comentado coreográficamente me ha parecido más apreciable la propuesta de Taglioni y puesto que en la de Bournonville no hay pas de deux más que en las miradas, querría extenderme un poco más en los elementos que éste ha utilizado. Sin entrar en el tema de pas de deux todavía es destacable que la sílfide tiene una posición muy típica con los brazos que no harán nadie más que ella y las demás sílfides en todo el ballet. [CAPTURE ME 12]
Taglioni propone varios pas de deux entre la sílfide y James durante el primer acto. Como ya he comentado el primero empieza después que ella le ponga livianamente la mano sobre el hombro a nuestro querido protagonista. Este primer pas de deux ejemplifica muy bien la calidad fantasmal de la sílfide, pues cuando él intenta cogerla ella se escapa y en muchos momentos del pas de deux ella baila sola de forma coqueta para que él la mire. Asimismo se repetirá varias veces un arabesque de ella posada sobre él de rodillas en qué él parece no darse cuenta de su contacto físico, pues su pantomima en este momento es de estar como buscándola por otro lado. [CAPTURE ME 6] La sílfide prácticamente no baja del relevé y le denoto dos tipos de movimiento: uno melancólico y lento de equilibrios estáticos y largos; otro más rápido y jovial en los momentos que James se queda prendado de ella.
Los siguientes pas de deux no son pas de deux, sino pas de troix entre James, la sílfide y Effie. En el primero la magnificencia se encuentra en la diferencia entre la calidad de movimiento de las dos mujeres. Una postura que me parece perfecta no sólo porque ejemplifica pulcramente esta teoría sino por su maravillosa sencillez es esta imagen de los tres en plano: sylphide en relevé, James a pie plano mirándola y Effie de rodillas al lado. [CAPTURE ME 8] En esta imagen no sólo se nos define la calidad aerea de la sílfide en contraposición de la calidad terrenal de Effie, sino que nos plantea un conflicto entre los tres personajes haciendo un simple mismo movimiento a la vez, y enrevemos la resolución del conflico en consonancia de creación de otro conflicto por la sencilla razón de que James mira a la sílfide y no a Effie, que es a quien debería mirar.
Maravillosamente Taglioni cambiará totalmente este concepto de diferenciación en el siguiente pas de troix. Cuando la sílfide vuelve a aparecer entre los dos personajes ya no hará movimientos distintos que propondrán una diferencia de calidad entre las dos mujeres, sino que la sílfide copia exactamente los mismos movimientos de Effie y ambas se van alternando en los brazos de James. Esta sencilla acción de la repetición de la propuesta de pas de troix con el minúsculo cambio de la propuesta de movimiento del fantasma crea una confusión y un dolor terribles a nuestro protagonista. ¡Es magnífico! La sílfide logra con esto confundir totalmente a James, que finalmente opta por huir en vez de enfrentarse a lo que se le avecina.
En el segundo acto volveremos a ver un pas de deux entre James y la sílfide, es muy melancólico. James ayuda a volar a la sílfide, que ya prácticamente ni le mira. Se utilizan aquí portés muy típicos de los pas de deux [CAPTURE ME 11] y no hay mucha cosa destacable. En mi opinión lo único que podríamos decir de este pas de deux es que la sílfide realiza los mismos pequeños pasos que hacía sola con la ayuda de él, de manera que tienen una calidad mucho más aerea y liviana. A veces tengo la sensación de que Taglioni concibe a la sílfide como un animal caprichosos que ha capturado a un joven desgraciado para que la ayude a volar mejor.
Conceptualmente hablando debemos tener siempre presente que la sílfide no es más que una forma, no es carne. Como forma aparece y desaparece, entra volando y se va por el suelo. En ambas versiones la sílfide variará su peso según el momento del espectáculo, pero ambiguamente los dos coreógrafos saben dotarla de una livianidad absoluta. Ayuda también lo que se convertirá en un tutú típico del romanticismo, con un vuelo tranquilo.
Es totalmente entendible que en una época en que triunfan las contradicciones (vida/muerte, finito/infinito, mente/corazón) la sílfide como ballet blanco se convierta en abanderada de la danza romántica, pues no sólo en el ballet entero es un planteamiento de esta resolución de antítesis, sino que el personaje de la Sylphide en ella misma es una contradicción perfecta entre lo finito y lo infinito, la vida y la muerte, lo real y lo irreal.
La sílfide se denota claramente en esa belleza del ‘non so che’, no es particularmente su belleza como gracia, sino el movimiento emocional que produce a James y por consiguiente a toda la audiencia por identificación. Es un personaje bellísimo en una forma fantasmal, el epítome de la belleza melancólica, con unos movimientos lentos, aereos, livianos. Con palabras de Goethe en Viaje a Italia ‘así vestida, se suelta la cabellera, coge dos o tres chales y sabe dar tal variedad a sus posturas, a sus gestos, a sus expresiones, que uno acaba creyendo que en verdad está soñando.’
jueves, 5 de junio de 2008
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